[ÁNALISIS] La Realidad Laboral Dominicana en el Sector Construcción: Entre el Pragmatismo y el Patriotismo
Por Junnior Calcaño
Más allá de la retórica: Un análisis socioeconómico de la migración laboral haitiana
El reciente artículo de Diario Libre sobre el "patriotismo con pala y pico" ha desatado un debate necesario pero incompleto sobre la migración laboral haitiana en República Dominicana. Mientras algunos sectores proponen soluciones simplistas basadas en el reemplazo directo de trabajadores extranjeros por nacionales, la realidad socioeconómica del país presenta un panorama mucho más complejo que requiere un análisis profundo y honesto.
Este análisis busca ir más allá de la retórica patriótica y las soluciones simplistas, explorando las dinámicas económicas, sociales y culturales que subyacen en este dilema, y proponiendo un enfoque pragmático para conciliar soberanía laboral con las necesidades productivas del país.
La Transformación del Mercado Laboral Dominicano: Cambios y una Nueva Generación
Según datos del Instituto Nacional de Migración, la construcción representa en promedio el 12% del PIB dominicano y ha crecido a una tasa del 8,3% anual, superando significativamente el crecimiento económico general del país. Este dinamismo ha generado una alta demanda de mano de obra, especialmente para la construcción de torres residenciales, plazas comerciales y complejos hoteleros que sustentan el modelo turístico dominicano.
Sin embargo, esta demanda no ha sido cubierta principalmente por trabajadores dominicanos. Las cifras oficiales revelan una realidad contundente: el 28,8% de los trabajadores de la construcción son inmigrantes, de los cuales 91% son haitianos. A nivel nacional, los extranjeros constituyen el 7,1% de la fuerza laboral total, pero su presencia es desproporcionadamente alta en sectores específicos como la construcción, la agricultura y los servicios turísticos.
Esta dependencia de mano de obra extranjera ha coincidido con un cambio generacional profundo en las aspiraciones laborales de los dominicanos. La generación nacida en los años 90 en adelante ha tenido acceso a oportunidades educativas que las generaciones anteriores no tuvieron. Las facilidades universitarias, el crecimiento de los servicios y la tecnologización del trabajo han creado una nueva realidad: existe una generación más estudiada que, comprensiblemente, busca empleos que correspondan a su nivel de preparación.
Como reza el refrán caribeño: "un lápiz pesa menos que una pala", y esta generación lo ha entendido perfectamente.
¿Por Qué el Dominicano No Toma la Pala?
El rechazo de los dominicanos, especialmente los más jóvenes, a trabajar en la construcción se explica por una combinación compleja de dinámicas sociales, culturales y laborales que han transformado las preferencias ocupacionales de la sociedad dominicana.
El Fenómeno del Motoconchismo: Más que Transporte, una Revolución Laboral
Un elemento crucial en este análisis es el surgimiento del motoconchismo como alternativa laboral masiva. Este fenómeno representa mucho más que un simple medio de transporte; constituye una válvula de escape económica que permite a muchos dominicanos generar ingresos sin someterse al desgaste físico y social asociado con trabajos como la construcción.
El motoconchismo tradicional genera ingresos diarios de entre RD$800 y RD$1,000 (aproximadamente RD$24,000 mensuales), cifras comparables al salario base en la construcción, pero con mayor flexibilidad horaria y menor desgaste físico.
La Revolución de la Economía de Plataformas: Del Motoconcho al Uber
Esta tendencia ha evolucionado hacia lo que podríamos llamar la "economía de plataformas dominicana", donde aplicaciones como Uber, Uber Eats, PedidosYa e InDrive han revolucionado y tecnificado las opciones laborales disponibles, elevando significativamente los ingresos potenciales del sector.
El reconocimiento institucional de esta nueva realidad laboral es contundente: en julio de 2025, el Senado dominicano decidió crear una ley especial para regular específicamente a los trabajadores de plataformas digitales, excluyéndolos del Código de Trabajo tradicional debido a "la complejidad de los debates legislativos que amerita el tema".
Las plataformas digitales han elevado significativamente estos ingresos. Según datos recientes de conductores y repartidores:
- Conductores de Uber y plataformas similares: Entre RD$40,000 y RD$65,000 mensuales trabajando 5-8 horas diarias
- Repartidores de PedidosYa: Hasta RD$60,000 mensuales con metas diarias de RD$4,000
- Uber Eats: Aproximadamente RD$40,000 mensuales trabajando medio tiempo
- InDrive: Entre RD$32,000 y RD$36,000 mensuales con 5-6 horas semanales
Estos ingresos superan ampliamente los salarios en construcción y, más importante aún, cubren el costo promedio de la canasta básica familiar (RD$46,570 según el Banco Central) mientras ofrecen flexibilidad horaria total y menor desgaste físico.
La necesidad de regulación especial por parte del Senado evidencia que esta no es una tendencia pasajera, sino una transformación estructural del mercado laboral que ha absorbido la fuerza laboral joven que en décadas anteriores se dirigía naturalmente hacia la construcción y otros oficios manuales.
Los Factores Determinantes del Rechazo Laboral hacia el Sector Construcción
1. Atractivo de la Nueva Economía Informal Digital
Las plataformas digitales han creado una "economía informal tecnificada" que ofrece ingresos superiores a muchos empleos formales, incluyendo la construcción. Con más de 28,000 conductores de Uber registrados en el país, esta alternativa laboral ha demostrado ser más atractiva que los trabajos manuales tradicionales. La autonomía, flexibilidad horaria y ausencia de supervisión directa contrastan dramáticamente con la subordinación laboral de la construcción.
2. Revolución de los Nichos Laborales "Livianos"
La tecnologización ha abierto oportunidades masivas en sectores como el delivery, el ridesharing y el freelancing digital, percibidos como menos exigentes físicamente y socialmente más aceptables. Estas actividades, que operan en la economía informal (54.8% según el Banco Central), permiten a los jóvenes generar ingresos sin regulación gubernamental y con total flexibilidad.
3. Cambio Generacional en las Aspiraciones
La generación nacida a partir de los años 90 ha tenido mayor acceso a la educación, gracias a las facilidades universitarias y la modernización. Esta generación, más escolarizada, asocia el progreso con profesiones de servicios, tecnología o trabajos "inteligentes", no con oficios manuales. Ven en las aplicaciones digitales una forma de "emprender" sin capital inicial significativo.
4. Costo-Beneficio Físico Desfavorable
La construcción, un sector donde el 86% de los empleos son informales, implica alto desgaste físico y riesgos laborales significativos, con escasa cobertura de seguridad social. En contraste, trabajar para plataformas digitales ofrece menor riesgo físico, horarios autocontrolados y la posibilidad de trabajar en múltiples plataformas simultáneamente.
5. Prestigio Social de la "Economía Digital"
El trabajo de albañil o en oficios manuales lleva un estigma de "subalterno" en la percepción social dominicana. En contraste, ser conductor de Uber o repartidor de aplicaciones confiere una sensación de modernidad, autonomía empresarial y conexión con la tecnología. El factor psicosocial de ser parte de la "economía digital" es determinante en las decisiones laborales de los jóvenes.
6. Estigma Cultural y Social
El empleo en construcción, agricultura y otros oficios manuales arrastra un estigma que pesa especialmente entre los jóvenes dominicanos. El desgaste físico, la precariedad de las condiciones laborales y la imagen social asociada hacen que, aun en situaciones de necesidad económica, muchos opten por actividades percibidas como más autónomas o modernas, aunque los ingresos sean similares o incluso inferiores.
Este patrón no es exclusivo de la República Dominicana: en numerosos países desarrollados la agricultura y la construcción dependen casi por completo de mano de obra migrante porque las poblaciones locales se han desplazado hacia empleos de servicios o sectores tecnificados, donde el reconocimiento social es mayor.
La Falacia del Argumento Salarial: "Pagúenle Mejor"
Uno de los argumentos más frecuentes del sector que critica la dependencia de mano de obra haitiana es que "si se pagara bien, los dominicanos trabajarían construcción". Sin embargo, este argumento revela una desconexión fundamental con la realidad económica dominicana e ignora un problema estructural mucho más profundo.
En un país donde el 80% de la población gana menos de 30,000 pesos mensuales según reportes recientes, resulta inconsistente exigir salarios "justos" únicamente en el sector construcción cuando ningún otro sector los ofrece. La propia vicepresidenta Raquel Peña ha reconocido oficialmente que República Dominicana supera el promedio regional en "fuga de cerebros" (6.8% vs 5.8% regional según el Banco Mundial), precisamente por los "salarios bajos y la oferta limitada de empleos de alto nivel".
Esta situación trasciende los trabajos manuales. Ni los maestros —que han recibido los mayores aumentos salariales en las últimas dos décadas—, ni los médicos, ni otros profesionales de alta formación reciben salarios competitivos a nivel regional. Si los profesionales más calificados del país emigran por mejores oportunidades económicas, resulta irreal esperar que los trabajadores de construcción sean una excepción a esta dinámica.
Los Salarios en Construcción: Mejores que Muchos Sectores Formales
Sin embargo, contrario a la narrativa popular, la construcción no paga mal en términos relativos. Según las resoluciones del Comité Nacional de Salarios de junio 2024, los trabajadores de construcción recibieron aumentos del 20% (12% inmediato + 8% en 2025), llevando el salario de un maestro constructor a RD$2,745.66 diarios (aproximadamente RD$66,000 mensuales trabajando 24 días), cifra que alcanzará RD$2,941.78 diarios en 2025.
Estos montos superan significativamente los salarios de muchos profesionales formales:
- Contador: RD$56,000 mensuales aproximadamente
- Maestro de escuela: Inferior a RD$60,000 mensuales
- Empleado administrativo promedio: RD$25,000-35,000 mensuales
Con estos aumentos, los costos de mano de obra en construcción han aumentado aproximadamente un 48% en tres años (incluyendo el ajuste del 21% en 2022). A pesar de estas mejoras salariales significativas, los dominicanos siguen sin ocupar estos puestos.
Existen trabajos en construcción que pagan 3,000 pesos diarios (equivalentes a 72,000 pesos mensuales trabajando 24 días), y aún así estos puestos no son ocupados por dominicanos. Esto demuestra categóricamente que el factor determinante no es exclusivamente salarial.
Más revelador aún: los jóvenes dominicanos prefieren trabajar para plataformas digitales que, en muchos casos, ofrecen ingresos menores (RD$40,000-50,000 mensuales) pero con mayor flexibilidad y prestigio social. Si fuera solo una cuestión de dinero, estos jóvenes estarían masivamente trabajando construcción por los salarios superiores disponibles.
El fenómeno que describe la vicepresidenta Peña contextualiza perfectamente por qué el argumento salarial es insuficiente. Si incluso los profesionales más capacitados abandonan el país por "salarios bajos y oferta limitada de empleos de alto nivel", es comprensible que los jóvenes menos especializados busquen alternativas laborales que, aunque no necesariamente mejor pagadas, ofrezcan mejor calidad de vida, flexibilidad y perspectivas de crecimiento.
La construcción ofrece salarios competitivos pero no logra atraer trabajadores dominicanos. Esto demuestra que el sector no solo compite con otros empleos en términos salariales, sino también con las aspiraciones de movilidad social y calidad de vida de una generación que ha visto las limitaciones del mercado laboral dominicano y busca alternativas más prometedoras, incluso si son menos remuneradas.
La Ley 80-20: Entre el Ideal y la Realidad
La ley 80/20 en el Código de Trabajo de la República Dominicana se refiere a la regulación sobre la contratación de trabajadores extranjeros, específicamente estableciendo que el 80% de la nómina de una empresa debe estar compuesta por trabajadores dominicanos y el 20% restante por extranjeros.
Sin embargo esta ley fue concebida en un contexto económico diferente al actual. Diseñada originalmente para proteger el empleo nacional, esta normativa enfrenta hoy desafíos de aplicabilidad que revelan las tensiones entre los ideales proteccionistas y las realidades del mercado laboral moderno.
En 2025, esta proporción necesita ser revisada no solo por razones de disponibilidad de mano de obra, sino por la realidad económica del país. Los datos oficiales son reveladores: el Ministerio de Trabajo reporta que 8 de cada 9 empresas violan la ley 80-20. La reforma de 2024 buscó reforzar los controles, pero la escasez de obreros dominicanos dispuestos a trabajar en sectores como la construcción hace que la norma sea, en muchos casos, inaplicable o fomente la contratación clandestina.
La aplicación estricta de esta ley en sectores como construcción y agricultura podría paralizar proyectos que sostienen el crecimiento económico del país. Es necesario un enfoque más pragmático que considere las especificidades sectoriales y las realidades del mercado laboral actual, reconociendo que diferentes sectores tienen diferentes dinámicas de oferta y demanda laboral.
Las políticas migratorias recientes han intensificado significativamente las deportaciones de haitianos: 208,000 en 2023 y cerca de 100,000 en 2024, según reportes de medios especializados. Estas medidas, acompañadas de denuncias de abusos y detenciones arbitrarias, han generado vacíos inmediatos en cuadrillas de obra, fincas agrícolas y establecimientos hoteleros que los dominicanos simplemente no llenan.
Como resultado directo de estas deportaciones masivas, los proyectos de construcción se retrasan, los costos operativos aumentan y sectores enteros de la economía sufren disrupciones significativas. Este "efecto bumerán" evidencia que las redadas masivas no constituyen una solución sostenible sin alternativas reales y efectivas para reemplazar la mano de obra perdida.
Los empresarios del sector construcción reportan dificultades crecientes para completar proyectos en los tiempos establecidos, lo que genera sobrecostos que eventualmente se trasladan a los consumidores finales. En el sector agrícola, la situación es similar, con cultivos que no se recogen a tiempo y pérdidas de productividad que afectan la seguridad alimentaria y los precios de los alimentos básicos.
El Argumento del "El Dominicano en Estados Unidos si trabaja Construcción"
Frecuentemente se utiliza el contraargumento de que "el dominicano sí trabaja en construcción en Estados Unidos cuando le pagan bien". Sin embargo, esta afirmación, más que una realidad, es un mito que se desmonta fácilmente al observar los datos concretos.
Según un análisis del Migration Policy Institute (MPI) basado en cifras del censo estadounidense de 2019, la realidad laboral de la diáspora dominicana es muy diferente a lo que sugiere este argumento. De los dos millones y medio de dominicanos en Estados Unidos (la cuarta población latina más grande), solo el 8% se dedica al sector de la construcción.
Esta cifra es devastadora para quienes argumentan que el problema es meramente salarial. Ni siquiera en Estados Unidos, donde supuestamente los salarios en construcción son más atractivos, los dominicanos muestran una preferencia significativa por este sector. El 63% de los dominicanos censados se concentra en otras áreas completamente diferentes:
- 32% en servicios
- 19% en trabajos administrativos relacionados con artes, negocios y ciencias
- 18% en ventas y oficina
- 23% en trabajos de movimientos de materiales, producción y transporte
Este bajo porcentaje es revelador y apoya directamente mi tesis central: la Construcción no es la primera, segunda, ni siquiera la tercera opción laboral para la mayoría de los dominicanos, ni siquiera en un mercado con salarios más altos como el estadounidense.
La distinción es crucial. Un albañil dominicano que emigra para seguir ejerciendo su profesión en un contexto con mejores salarios y condiciones laborales no equivale a un dominicano sin experiencia previa en construcción que decide entrar en este sector solo por el incentivo económico. La falta de evidencia sistemática que demuestre que dominicanos sin historial en construcción eligen este oficio en el extranjero refuerza este planteamiento.
El hecho de que el 63% de los dominicanos en EE.UU. tengan limitaciones en el dominio del inglés sugiere que muchos optan por trabajos que requieren menos interacción lingüística, como servicios o transporte, en lugar de sectores técnicos o profesionales. Por otro lado, el bajo nivel educativo de una parte significativa de los inmigrantes dominicanos —31% sin diploma de secundaria y solo 17% con licenciatura o título superior frente al 33% de otros inmigrantes— también apunta a que aquellos en la construcción probablemente ya tenían experiencia previa en oficios manuales antes de emigrar. Esto refuerza la idea de que la migración no transforma radicalmente las preferencias laborales, sino que las traslada a un contexto con mejores oportunidades económicas.
La evidencia desmonta el mito: No existe evidencia de una migración masiva de dominicanos que, sin tener experiencia previa, deciden tomar una pala por primera vez al llegar a Estados Unidos. Lo más lógico y consistente con ese 8% es que una gran parte de quienes trabajan en construcción allá ya eran albañiles, varilleros o maestros constructores aquí. Es la continuación de un oficio, no el descubrimiento de una nueva vocación motivada únicamente por el salario.
Esta distinción es fundamental para desmontar la narrativa simplista que sugiere que el problema se resuelve únicamente con mejores pagos: no es que el dominicano no quiera trabajar, es que, teniendo la opción, elige activamente otros caminos que considera de mayor progreso social y menor desgaste físico, una realidad que se mantiene tanto en Santo Domingo como en Nueva York.
Si ni siquiera en un contexto económico favorable como el estadounidense la construcción atrae masivamente a los dominicanos, ¿por qué habría de ser diferente en República Dominicana? La construcción representa una minoría de las ocupaciones de los dominicanos en EE.UU., y es razonable inferir que quienes la ejercen ya tenían experiencia previa en este campo.
En conclusión, el argumento de que "los dominicanos trabajan construcción en Estados Unidos cuando les pagan bien" carece de respaldo estadístico y subraya la necesidad de abordar el dilema laboral con un enfoque más matizado y basado en datos, reconociendo que un mejor salario no automáticamente cambiaría las preferencias laborales de los dominicanos, ya sea en su país o en el extranjero.
Propuestas para una Solución Integral
Resolver el dilema laboral dominicano requiere un enfoque que combine realismo económico, sensibilidad social y respeto por los derechos humanos. A continuación, se presentan propuestas concretas que van más allá de la retórica y abordan las complejidades estructurales del problema:
1. Revisión Técnica de la Ley 80-20
Mantener la prioridad de emplear dominicanos, pero con cuotas flexibles según las necesidades de cada sector (construcción, agricultura, turismo). Esta ley debe adaptarse a las realidades sectoriales actuales, estableciendo proporciones diferenciadas según el sector y la disponibilidad real de mano de obra nacional calificada. Se podrían establecer metas de transición realistas, basadas en estudios de disponibilidad de mano de obra local y proyecciones de demanda sectorial.
2. Regularización Migratoria Efectiva con Enfoque de Derechos
En lugar de deportaciones masivas, implementar un sistema integral que incluya permisos de trabajo temporales vinculados a empresas formales, con requisitos obligatorios de seguridad social y seguros de salud. Esto protegería a los trabajadores haitianos, evitaría la presión a la baja sobre los salarios y garantizaría contribuciones fiscales al Estado. Reemplazar las redadas mediáticas por un control fronterizo profesional y ventanillas únicas para regularizar trabajadores, desincentivando la informalidad y garantizando condiciones laborales dignas.
3. Formalización Obligatoria del Sector Construcción
Implementar la obligatoriedad de que todo trabajador de construcción, incluyendo albañiles, cotice como empleado formal de cualquier industria o empresa de servicios. Esto requiere obligar a los dueños de proyectos y contratistas a "formalizar" completamente el sector, eliminando la informalidad que caracteriza al 86% de estos empleos. Al final del día, los empresarios necesitan esta mano de obra para sus proyectos, por lo que deben asumir la responsabilidad de proveer las mismas garantías laborales que cualquier otro sector: seguridad social, seguros de riesgo laboral, vacaciones pagadas y prestaciones completas. Esta medida no solo dignificaría el trabajo en construcción, sino que generaría mayores ingresos fiscales y protección social para los trabajadores.
4. Formación Técnica y Profesionalización del Sector
Crear programas de formación dual en institutos politécnicos para certificar oficios como albañilería, fontanería y electricidad, con becas y pasantías que conecten directamente con el sector productivo. Aunque pueda parecer ambicioso en el contexto actual, promover la profesionalización técnica del sector construcción podría elevar el estatus social de los trabajos manuales y atraer a más dominicanos. Esto requiere inversión sostenida en educación técnica y mejores condiciones laborales.
5. Incentivos a la Productividad y Modernización Tecnológica
Promover tecnologías como encofrados modulares y sistemas prefabricados para reducir la carga física en la construcción, mejorar los márgenes empresariales y permitir salarios más altos sin disparar los costos finales. Esta modernización puede hacer que el sector sea más atractivo para trabajadores dominicanos al reducir el desgaste físico tradicionalmente asociado con estos empleos.
6. Campañas de Dignificación Laboral
Implementar estrategias comunicacionales que difundan historias de éxito de maestros constructores que han progresado y emprendido, combatiendo el estigma social asociado a los oficios manuales y mostrando su valor económico real. Estas campañas deben demostrar las oportunidades de crecimiento profesional y empresarial que existen en el sector.
7. Reconocimiento de la Nueva Economía Dominicana
Aceptar que la economía dominicana ha evolucionado hacia los servicios y que los jóvenes prefieren sectores con menor desgaste físico y mayor prestigio social. Esta transformación no es necesariamente negativa. En lugar de forzar la entrada de dominicanos en la construcción, se deben aprovechar sus capacidades emprendedoras en áreas como tecnología, servicios, pequeños negocios y economía digital, donde muestran mayor disposición y competitividad.
8. Monitoreo y Evaluación Continua
Establecer sistemas de seguimiento que permitan evaluar el impacto de estas políticas y ajustarlas según los resultados obtenidos. Esto incluye estudios periódicos sobre oferta y demanda laboral por sectores, análisis de impacto económico de la migración laboral y evaluación de la efectividad de los programas de formación técnica.
La Necesidad de un Debate Honesto
El debate sobre la migración laboral haitiana no puede reducirse a consignas patrióticas o soluciones simplistas. Requiere reconocer las transformaciones económicas y sociales que ha experimentado República Dominicana en las últimas décadas.
El verdadero patriotismo no consiste en forzar a los dominicanos hacia empleos que rechazan, sino en construir un modelo económico que aproveche las fortalezas y aspiraciones de su población mientras atiende las necesidades productivas del país de manera justa y sostenible.
La solución no está en reemplazar trabajadores haitianos con dominicanos reacios, sino en crear un sistema que regularice la migración laboral, mejore las condiciones de trabajo en todos los sectores y respete las decisiones vocacionales de una sociedad en transformación. Solo así podremos avanzar hacia un desarrollo económico que sea tanto eficiente como socialmente justo.
Es legítimo que una generación más educada aspire a empleos acordes con su preparación. Es comprensible que prefieran alternativas laborales que les ofrezcan mejor calidad de vida. Y es necesario encontrar soluciones que concilien estas realidades con las necesidades económicas del país.
Referencias
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Diario Libre. (2025, 12 de mayo). Ocho de nueve empresas inspeccionadas por el Ministerio de Trabajo violan el 80-20. https://www.diariolibre.com/economia/empleo/2025/05/12/empresas-violan-el-80-20-al-contratar-a-extranjeros/3109062
Diario Libre. (2025, 31 de julio). Empezar a ser patriotas: Patriotismo con pala y pico ¿están dispuestos los nacionalistas a reemplazar a los haitianos? https://www.diariolibre.com/opinion/de-buena-tinta/2025/07/30/se-debe-empezar-a-implementar-el-patriotismo/3198898
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